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BURLADERO VACÍO
Te vas dejando en la plaza un burladero vacío,
nadie llenará tu hueco en nuestras fiestas de estío.
Parido en tu Valsaín siempre fuiste referencia,
ni tormenta ni alimaña alteraba tu paciencia.
Con un capote en la plaza, con un hacha en el pinar,
tus muchas habilidades dignas son de mencionar.
Contabas con mil recursos y un talento aprovechado,
tan decidido y valiente como tierno y entregado.
De tu amistad a unos cuantos nos hiciste presumir,
y portabas con orgullo el sello de Valsaín.
Pero ya te fuiste amigo y te puedo asegurar,
que pueblo, pinar y peñascos nunca te van a olvidar.
En recuerdo agradecido a:
Andrés Trilla de la Fuente
Pedro de la Peña
Septiembre de 2006
LOS CHURROS DE ESPAÑA
De entre las muchas alegrías que nos han deparado este año las fiestas de Valsaín, cabe destacar una en particular: ¡hemos vuelto a tener churrería!, ¡la churrería de Evelio volvió a abrirse! Así es, la churrería en la que durante tantos años, Evelio España nos alegró los desayunos de los domingos con esos deliciosos churros.
Estoy seguro de que hemos sido muchos los que hemos recordado esa imagen de Evelio dando vueltas a la máquina, haciendo caer la masa sobre la enorme sartén y despachando churros y aguardiente a los más “madrugadores”, y como olvidarse de ese “churro de propina” para amenizarte la espera mientras terminaba de hacerse una “tanda”.Pues han sido Enrique y David España, hijo y nieto de Evelio, quienes se han encargado de endulzarnos las fiestas al permitirnos disfrutar de una bolsa de churros (también con chocolate) o de poder volver a llevar churros a la mesa a la hora de desayunar, sin olvidarse, por supuesto, de los del “turno de noche”, que durante las fiestas no han sido pocos.
Estoy seguro que para muchos vecinos, ha sido algo entrañable y emotivo, pues los churros de Evelio dejaron huella en muchos de nosotros, ya que están enmarcados en una etapa de nuestra vida que nos es grato recordar.
Desde aquí muchas gracias a los España por haber alegrado nuestros estómagos... y nuestros corazones.
Pedro de la Peña
Septiembre de 2010
ESTEBAN Y SU GRUPO
Muchas y muy agradables sorpresas nos hemos encontrado en las pasadas fiestas de Valsaín. En esta ocasión me gustaría comentar la extraordinaria actuación musical que nos dedicaron tres jóvenes del pueblo: Esteban Ramírez; Rodrigo Sanz y Javier Rojas. Al preguntar por el nombre del grupo, me comentaron que aún no tenía, por eso en el título hago referencia a “Esteban y su grupo” sin la intención de restar mérito ni importancia al resto de sus miembros.
Lo dicho, estos chicos se encargaron de animarnos la tarde a todos los presentes, muchos de nosotros sorprendidos por la soltura y el desparpajo que mostraban sobre el escenario, y una gran parte del público, sobre todo los más jóvenes y otros conocedores de las aptitudes musicales de estos chavales, coreaban entusiasmados el repertorio ofrecido. Emocionante fue también la aparición en escena del “viejo rockero de Valsaín” Lucio Cerezo, que animó a la audiencia con una espectacular interpretación el tema “Highway to hell” de AC/DC, acompañado de forma magistral por los componentes del grupo.
Esteban Ramírez: El tercero de una noble saga con el mismo nombre, guitarra y voz. Fue el encargado de presentar a los integrantes del grupo y animar al público regalando descaro y simpatía.
Rodrigo Sanz: Un “crack” con la guitarra. Nos hizo disfrutar con acordes rápidos y precisos sin desentonar en absoluto.
Javier Rojas: El encargado de la percusión. Brillante acompañamiento con la batería marcando el ritmo a la perfección.
Desde Luego que esperamos seguir disfrutando con más actuaciones.
¡Enhorabuena y mucho ánimo a los tres!
Pedro de la Peña
Septiembre de 2010
LOS VERANEANTES
La llegada del verano a Valsaín siempre ha ambientado de una manera muy especial la vida en el pueblo. Desde que me alcanza la memoria, y este año redondeo cifra, recuerdo con excitada ilusión cuando empezaba a despuntar el verano, Los días más largos daban lugar a una actividad más intensa en la rutina de los vecinos. Para los más chicos suponía más tiempo para jugar en la calle, los baños en el río, y cubrir por las noches sentados, ambos lados del puente de Valsaín igual que cuando los pájaros se posan en fila en los cables de la luz. Para los más mayores, las tertulias en la puerta de las casas disfrutando hasta altas horas de la agradable temperatura, o los paseos de Valsaín a La Pradera y viceversa.
En esta época llegaban a Valsaín los veraneantes, que alquilaban una casa o habitaciones para pasar la temporada de estío disfrutando de nuestro pueblo. Era frecuente que los alquileres fueran por año, por lo que la estancia no sólo se limitaba a la temporada de verano, sino también a los fines de semana y otras fiestas.
Recuerdo tanto la alegría del comienzo del verano y la llegada de las familias de veraneantes, como la tristeza cuando, casi siempre después de las fiestas, el pueblo se queda con esa sensación de vacío que anuncia el final del verano (como la canción del Dúo Dinámico) y el fin de los felices y calurosos días en los que parece que se disfruta de más libertad y ser respira una alegría especial en el ambiente.
La intención de estas líneas es hacer un reconocimiento a todas aquellas familias que sin descender directamente de Valsaín, lo sienten como suyo y han desarrollado ese sentimiento que nos invade a los hijos de este hermoso paraje, hasta el punto de que muchas de estas familias han echado raíces aquí y son (lo han sido desde la primera vez que pisaron nuestra tierra), parte de la historia y del concepto de Valsaín.
Personalmente, en mi casa he visto como mis padres mantienen amistades con “veraneantes” que un día lo fueron y por circunstancias de la vida o cambio de hábitos no han vuelto por Valsaín, pero durante el tiempo que estuvieron fuimos capaces de crear unos lazos de amistad muy sólidos. También y en referencia a “echar raíces” muchos vecinos han tenido la gran suerte de haber emparentado con miembros de estas familias de veraneantes, que un día eligieron Valsaín como lugar de ocio y descanso y afortunadamente se cruzaron en nuestro camino.
A todos ellos, gracias.
Pedro de la Peña García (Marzo de 2009)